Nunca un postre que me parecía tan complicado me pareció tan fácil de hacer.
A veces nos liamos tanto intentando explicar todos los pormenores de una receta, que al alargarnos tanto en la explicación, hace que parezca la madre del cordero y nos haga desistir de hacerla.
Eso me pasaba a mi con la dichosa pavlova. Cada vez que la veía me moría por hacerla y nunca me atrevía, hasta que vi la receta de Donna Hay. (no vayas a mirar...las comparaciones son odiosas jajajaja)
No me ha quedado tan bonita, pero es muy sencilla de hacer y un postre muy fino y lucido, y no entraña mayor dificultad que la de hacer un buen merengue y seguir las instrucciones.