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PULPO A LA PLANCHA CON CARAMELO DE PIMENTÓN




Esta receta me andaba en la cabeza desde que en un curso de cocina en el Aula de Cocina PortoMuiños nos la comentó Chechu Rey, era un plato de su ya tristemente desaparecido restaurante Agar-Agar. 

Ahora podemos seguir disfrutando de su buen en hacer al mando de los fogones en el restaurante de La Rectoral de Cines.

Tengo que confesaros que me costó más de un cabreo conseguir que me quedara como quería, ya que no tenía la receta más que de oído y no pude conseguir los ingredientes que necesitaba (básicamente los caramelos transparentes sin sabor alguno), pero me armé de valor y me di de tortas con la cocina hasta conseguir lo más parecido a lo que recordaba.

Al final, aunque no está del todo a mi gusto la presentación, en cuanto a sabor,  me ha encantado el resultado y la textura crujiente del pulpo es una delicia.

Vamos con la receta.

Ingredientes:

Para dos personas.
2 patas de pulpo cocidas.
2 patatas cocidas.

Caramelo de pimentón:

6 cucharadas de azúcar + 2 cucharadas de agua, caramelizar a fuego suave y añadir 1 cucharadita de pimentón dulce y 1 pizca de pimentón picante (al gusto).

Verter rápidamente sobre un papel vegetal procurando que os quede una lámina lo más fina posible y dejar endurecer.


(A mi no me quedó muy fina pero luego fue suficiente con el caramelo de los bordes que estaba más fino.)


Otra forma de hacerlo es conseguir caramelos transparentes sin sabor, pulverizarlos con robot o molinillo de café, mezclar ese polvo de caramelo con el pimentón y hornear sobre silpack o papel de horno bien extendido. El caramelo se fundirá y al enfriar ya tienes la placa de caramelo de pimentón, pero yo no he conseguido encontrar caramelos sin un fuerte sabor, solo de menta o eucalipto.

Caramelo líquido de pimentón:

Almíbar al 50% agua-azúcar, reducir hasta conseguir hebra fina (a partir de 105º empieza a reducir).

Apartar del fuego y con el almíbar a 70º añadir el pimentón al gusto e infusionar tapado con papel film, dejar reposar el pimentón un par de .horas y filtrar por estameña.

Preparación:

Partir las patas del pulpo por la mitad a lo largo y marcarlas en una sartén con unas gotas de aceite.

Ponerlas en una bandeja de horno, con el corte hacia arriba, salar ligeramente y desmenuzar láminas del caramelo por encima. En posición grill a 150º, dejar que el caramelo se funda de nuevo sobre el pulpo, con cuidado de que no se queme.

(El pulpo yo lo he cocido en una olla rápida sin agua, me queda perfecto, pero solo sé la manera de hacerlo con estas ollas, así que, si queréis cocerlo del modo tradicional, os emplazo a la cocina de Lechuza, una maestra de la gastronomía gallega. Ella lo explica muy bien. Otra opción es comprarlo ya cocido. He visto en grandes superficies bandejas de patas de pulpo ya cocidas.)

Mi pulpo era pequeño pero queda mejor con unas patas más grandes.

Las patatas cocidas también las he marcado un poco en una sartén con unas gotas de aceite.

Cuando el caramelo se haya fundido sacar el pulpo del horno y emplatar con las patatas a vuestro gusto. El caramelo volverá a cristalizar al salir del horno logrando un toque crujiente muy agradable y sabroso.

Finalmente adornar con un poco del caramelo líquido. Queda un plato muy llamativo y sorprendente que os recomiendo probar.



El adorno que va entre las dos patatas lo hice con el primer caramelo que me quedó muy oscuro, solo tienes que dejar caer con una cuchara el caramelo en hilos haciendo dibujos sobre el papel y dejar enfriar.

No he conseguido la lámina de caramelo todo lo fina que quería, porque la primera vez que traté de hacerlo me pasé calentando el caramelo y se me quemó, pero estaba delicioso igualmente. Seguiré intentándolo.

Espero que os guste.








ARROZ CON LEITE, para papá.



Una receta tradicional donde las haya, que tenía pendiente hace mucho tiempo y hoy os la traigo por fin para dedicársela a mi padre. Era su dulce preferido.

Aprovechando que hoy es el día das letras galegas y que él siempre hablaba en gallego (gallego del occidente de Asturias, pero gallego al fin y al cabo) he decidido dejar el título de la receta tal y como el lo llamaba.

Siento no saber tanto gallego como para escribir toda la receta......

Este no es el típico arroz con leche suelto, aunque sí es muy cremoso, ni lleva canela (nunca se usó en mi casa), ni limón.....Es el arroz que hace mamá, y que al día siguiente está compacto.

Nos gusta templado, casi frío. Al día siguiente, se puede calentar con un poquito más de leche.

Si os gusta, por supuesto, se puede espolvorear con canela o quemar azúcar en la superficie, pero éste es el que le gustaba a él.

El arroz ideal para hacer este postre es un arroz de grano medio o glutinoso, mamá lo hace con el arroz común que usa para todo, el arroz bomba.

Mamá lo hace todo a ojo, así que he tenido que hacerlo así también, pero he pesado los ingredientes:


Ingredientes:

1 litro de leche
240 gr. de arroz bomba
200 gr. de azúcar (si os gusta muy dulce un poco más)
50 gr. de mantequilla
1 huevo
una pizca de sal.

Elaboración:

Poner a hervir la leche y cuando vaya a romper, añadir el arroz, previamente lavado (pasar un poco por debajo del grifo porque va a cocer bastante tiempo).

Remover constantemente para que no se pegue. Dejar hervir unos cinco minutos y luego bajar el fuego para que vaya cociendo lentamente, removiendo cada poquito con una espátula o cuchara de madera, y teniendo mucho cuidado de que no se pegue.

A media cocción, añadir una cucharada de mantequilla, unos 50 gr, y remover hasta que se integre.

Batir un huevo con un poco de leche (mejor con la batidora para que no aparezcan "hebras" de clara por el medio) e incorporar también al arroz lentamente y removiendo de nuevo hasta que se integre.

Añadir una pizca de sal (probar para que esté a vuestro gusto) y dejar terminar de cocer todo lentamente, unos 35 minutos.

Cuando esté con la textura deseada y el grano blandito, verter el arroz en una cazuela y dejar enfriar.



Así es como te toma el arroz con leche en mi pueblo. Y así le gustaba a papá y a todos mis tíos y a todos ellos se lo dedico.

A mí me encanta también con el azúcar quemado y no pude resistirme a hacerme un poco así. Podéis espolvorearlo de azúcar moscovado o azúcar moreno y quemarlo con el soplete:






Para papá, tía Floren, tía Consuelo y tío Justo, que les encantaba este arroz de mamá.



TARTA DE MIRABELES, otra delicia de Galicia



Hoy os traigo una tarta deliciosa y ligera de una fruta que quiero que todos conozcáis: los mirabeles.

El mirabel es una pequeña ciruela, dulce y muy aromática importada en los años 30 desde la Selva Negra alemana y que se cultiva en la maravillosa región del valle de O Rosal, en Pontevedra, en la desembocadura del Miño.

Yo no conocía esta fruta hasta que vine a vivir a Galicia, y no es fácil encontrarla fuera de aquí, en su versión fresca, aunque sí la podemos encontrar en almíbar o en mermeladas.

Las frescas yo hace solo unos 3 años que empecé a verlas en el mercado, en temporada (2ª quincena de julio) pero tampoco se ve mucho fuera de la comarca de O Rosal. 

Personalmente, a mí me resultan muy viciosos, empiezas a comer y no puedes parar. Son un poco más grandes que las cerezas, con una pepita casi igual de pequeña. Desde que vi esta fruta, me enamoré de ella, tiene un sabor único....y un nombre precioso ¿o no?.

El postre de hoy, como podéis imaginar está elaborado con mirabeles en almíbar, deliciosos también. 



Antes de la receta, os dejo un enlace donde podéis ver un reportaje sobre este producto con algunos enlaces interesantes al final del mismo:


Os dejo también una foto de los mirabeles en fresco que he descargado del muro de facebook de Mirabel do Rosal

Foto propiedad de Mirabel do Rosal

La receta es un dulce típico francés llamado clafoutis, una tarta elaborada con  cerezas y una masa similar a la de los crepes.

La vi en el precioso blog de Pilar Como na casa , en versión individual y con melocotones en almíbar, un blog que no os podéis perder, con unas fotos divinas y unos dulces sencillos pero espectaculares.

No modifiqué nada porque es la primera vez que la hago, pero creo que la próxima vez, haré más cantidad de masa para que salga más gordita, porque esta nos ha durado un suspiro.

He utilizado un molde de tarta de 24 cm. de diámetro.

Ingredientes:

50 gr. de harina
40 gr. de mantequilla
80 ml. de leche
un bote de mirabeles en almíbar
1 huevo y una yema
3 cucharadas de azúcar glas y un poco más para decorar
ralladura de medio limón
unas gotas de esencia de vainilla

Recordar que si queréis una tarta más gorda debéis aumentar los ingredientes proporcionalmente.

Elaboración:

En un bol tamizamos la harina, añadiendo las tres cucharadas de azúcar glas y la ralladura de medio limón.

Batimos el huevo junto con la yema, añadimos la esencia de vainilla y 25 gr. de mantequilla fundida y añadimos todo a la mezcla anterior.

Mezclamos todo bien con unas varillas y vamos añadiendo poco a poco la leche hasta que esté todo bien integrado. Dejamos reposar 15 minutos.

Mientras reposa les quitamos el hueso a los mirabeles. Se deshuesan fácilmente, dando un corte en un lado y extrayendo el hueso con la punta del cuchillo.

Yo he guardado el almíbar para dar brillo a la fruta al final y el que sobró me lo bebí :-)

Con el resto de la mantequilla untamos el molde y colocamos las frutas repartidas a nuestro gusto.

Pasados los 15 minutos del reposo verter con cuidado la crema en el molde y hornear todo junto a 180-190º durante unos 20 minutos (depende del horno), con cuidado de que no se queme.

Una vez cocida, enfriar sobre una rejilla. Cuando esté fría espolvorear con azúcar glas y abrillantar los mirabeles con un pincel y el almíbar.



Resulta una tarta bastante ligera y exquisita por el sabor de los mirabeles y el toque avainillado de la masa. 

A mí no me ha subido apenas, aunque si veis la entrada de Pilar, le han quedado unos moldes individuales preciosos e inflados. Es una artista. De cualquier forma, nos ha encantado el resultado.



Espero que os guste.